viernes, 1 de noviembre de 2013

La Doctrina de la Mente y La Doctrina del Corazón

 Lo que sucede en el mundo de la espiritualidad es una tragedia, algo que no sucede en el mundo de la ciencia, del arte o de cualquier rama del saber.
En el mundo han existido grandes maestros nosotros los respetamos y admiramos porque elevado estado de conciencia y de amor por Sin embargo, sus enseñazas se encontraron obstáculo y es el de los seguidores.
Mientras que los discípulos de un científico se dedican a investigar y comprobar, y los de un artista a crear nuevas obras de arte poniendo en práctica lo aprendido, quienes aceptan una doctrina espiritual se contentan con convertirse en simples seguidores: “yo sigo a Jesús de Nazareth y me llamo cristiano”, “este maestro es nuestro gurú y vamos a venerarlo y a propagar sus ideas”, etc, etc.
Los seguidores se contentan siempre con propagar las enseñanzas del gurú, crean iglesias y organizaciones pero, salvo contadas excepciones, no ponen en práctica las enseñanzas aprendidas, quedan satisfechos con almacenar dichas enseñanzas en su mente y se contentan con propagarlas. Esa es la gran tragedia que existe en el mundo de la espiritualidad.
Los seguidores son personas que se mueven en el mundo de las creencias y deberían dejar de existir. Debemos dejar de ser “imitatus” y convertirnos en “adeptus”, en personas con conocimiento espiritual propio. En realidad, eso es por lo único que merece la pena vivir.
Si observamos nuestra vida, todos somos seguidores en mayor o menor grado, todos tenemos creencias espirituales y a todos nos falta mucho por vivenciar en el terreno espiritual.
Hay dos clases de sabiduría, la doctrina de la mente y la doctrina del corazón. La doctrina de la mente es para quienes se contentan con las teorías espiritualistas y con las creencias.
La doctrina del corazón es para aquellos que ponen en práctica las enseñanzas que reciben y las van experimentando en sí mismos.
A la doctrina de la mente pertenecen todos los miembros de las escuelas espiritualistas. A la doctrina del corazón los iniciados y maestros de la Fraternidad Universal Blanca.
Los simples seguidores son de conceptos variables porque su saber es tan sólo del intelecto, algo superficial y sin valor. Ese saber robustece la mente, y la mente es guarida del deseo: piensa, analiza, saca conclusiones y al final se equivoca. La mente jamás podrá llegara conocer la Verdad.
Quienes practican a fondo las enseñanzas, las experimentan y desarrollan capacidades internas, siempre escuchan y tienen en cuenta la voz del Maestro Interno. La doctrina del corazón es la que abre las puertas a la verdadera sabiduría.
De nada sirve creer o dejar de creer porque el hombre sólo sabe aquello que experimenta.
Los seguidores son y seguirán siendo un grave problema pues nada espiritual puede desarrollarse en su interior, precisamente por ese conformismo con las creencias.
En estos tiempos del siglo XXI las escuelas y organizaciones de seguidores no serán tenidas más en cuenta. Se convirtieron en aulas de negocio cada una regida por su tiranuelo sin conciencia. Todas ellas llenas de normas, prohibiciones y amenazas.

Es necesario dejar de seguir y esforzarse por vivenciar, por experimentar dentro de sí mismos las verdades que transmitieron los grandes Maestros de la humanidad.
Entonces, y sólo entonces, es cuando se despierta conciencia y se aprende a seguir al Maestro Interno, al Padre que ve en secreto y que es el único que puede salvarnos y otorgarnos la verdadera sabiduría.

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